Volviendo a los recuerdos de mi niñez, aún recuerdo un episodio que me marcaría por los restos. Ese día fue el que más me reí en toda mi vida y no creo que vuelva a pasarme algo igual y eso que se debió a costa de mofarnos de un “borrego” que habitaba por aquel entonces cerca del barrio y se las daba de guay. Todos los que vivimos este episodio nos acordaremos siempre porque no hay mayor recompensa que dejar en ridículo al ser más imbécil que haya nacido en Oviedo. Los que no tuvieron la suerte de haberlo disfrutado, es posible que se acuerden por la cantidad de veces que contamos el episodio. Fue épico a la par que inexplicable porque no hay palabras para describir lo que allí pasó
Esto ocurrió una de esas mañanas veraniegas que no sabíamos que hacer y que siempre terminábamos en el patio del Baudilio haciendo el chorras. Pues bien, nos encontrábamos un grupito de cabroncetes del barrio lanzando unas bolas a canasta cuando, de repente, aparece el tipejo más desagradable y odioso que me encontré en muchos años. El sujeto en cuestión era conocido como “Brea” - o al menos así le llamaban - y era más tonto que el copón. El odio que yo le procesaba era el mismo que él me tenía a mi y el mismo que le tenían mis colegas porque mira que era anormal el tío. Solo de pensar en él ya me entra la risa. Era un personaje muy desagradable a la vista con cara de bobo y cabezón que apenas era capaz de farfullar alguna que otra palabra y encima feo. El colega, básicamente, era tonto del culo, pero hacía méritos de sobra para parecer incluso más de lo que era. Vamos una joya de elemento y una desgracia para su familia que tenían que aguantarlo a diario.
El borrego este sirvió de pleno para la nueva campaña que por aquel entonces de difundía para las relaciones sexuales seguras. ¿os acordais del “hazlo con condón”?, pues algo así. El condón “brea” hizo furor en aquellos tiempos por lo “suaves” que eran a la par que sucios (como él); la verdad es que no había mucha diferencia entre esos utensilios sexuales y el tiparraco éste, porque mira que era asqueroso y repelente (como cuando un condón está usado y lleno); pero claro de todo tiene que haber en la viña del señor y el pájaro este no iba a ser la excepción
La cosa es que el pobre brea se las dió de chulito y acabó llorando como una magdalena mientras que nosotros, como buenos cabrones que estábamos hechos, acabamos tirados en el suelo con un ataque de risa como nunca habíamos tenido y con un dolor de estómago en la misma medida. Fue acojonante porque cuanto más nos reíamos del memo este, más lloraba él y más nos reíamos y más lloraba él y más nos reíamos nosotros ……………………jajajajajajajaaja.
Todavía puedo verlo con esos ojos de sapo, rojos de rabia y pataleando como un niño de teta viendo que no era capaz de sacudirse la que se le estaba cayendo encima. Estuve muchos días deseando que le echara cojones y viniera a por mi pero eso nunca pasó. No era más que un puto cobarde que solo se escudaba en el grupo para ponerse chulito. Espero que no haya acabado traumatizado pero supongo que no porque con lo tonto que era seguro que no le daba la cabeza pa tanto.
Como moraleja diré que ese día descubrí lo que era la felicidad jajajajajaja
Estuve presente el día de los condones comprimidos, uperisados y homogeneizados "el Brea": "son de un suave...."
ResponderEliminarLea García -Carrión
Casi muero de risa.