LARGA VIDA AL HEAVY METAL.
Guitarras, percusión y, la voz de un dios del rock,
miles de gargantas gritamos por una misma luz y nos
dejamos todo el aliento por un mismo sentimiento, cual
alzando nuestras manos enloquecidos por el Heavy Metal,
absorvemos y escuchamos esta música llenos de emoción.
Melenudos con trajes de amistad nos mezclamos con
nuestras chupas de cuero siendo hermanos de una
misma pasión, almacenamos en nuestros corazones el
solidó sonido de mentes que alabamos y, con dicha, afanamos
notas que emergen de las cuerdas de nuestra ilusión.
El amor por la identificación hacia el heavy nos transporta
con sus letras llenas de denuncias hacia la libertad, donde
miles de almas con un solo corazón, formamos entre luces
sicodélicas un mar de sueños, pues cuando estamos unidos atrás
dejamos este mundo que nos aprisiona y nos rodea sin contemplación.
Nuestras ansias se encarnecen entre manos alzadas y cruzadas,
cual vivimos en armonía viendo a nuestros dioses del rock
su guitarra tocar, instantes en los que doblegamos nuestras malas
historias para poder disfrutar del sonido que, mezclado con la
unión de nuestros espíritus, desafiamos a la gravedad.
Odiamos lo prohibido aunque en esos momentos de efusión nos
dejan tranquilos y en paz, pero nada mas es una falsa realidad,
pues solo dura tres horas la quimera de nuestra libertad, libertad
que no es eterna, libertad que tiene caducidad, libertad que no es
permanente, libertad con la que soñar.
Larga vida al Heavy Metal, larga vida a nuestra pasion,
larga vida a nuestras chupas de cuero, larga vida al
Rock & Roll.
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